Desde hace casi dos siglos, la alcaldía de Iztapalapa en Ciudad de México se convierte en el epicentro de una de las representaciones más imponentes y conmovedoras de la Pasión de Cristo durante la Semana Santa.
El Viacrucis de Iztapalapa, una tradición arraigada que remonta sus inicios al año 1843, ha sido un testimonio vivo de la fe y la cultura mexicana, con una historia marcada por la devoción, la resiliencia y la fusión de antiguas tradiciones con la religión católica.
El origen de esta emblemática representación está vinculada a un episodio de la historia mexicana marcado por la enfermedad y la desesperación. En 1833, una epidemia de cólera morbus azotó la región que comprendía al Valle de México, cobrando con un enorme número de vidas lo que sumió a la población en la angustia y el temor.
Fue en este contexto que los habitantes de Iztapalapa, en un acto de desesperación y esperanza, recurrieron a la intervención divina del Señor de la Cuevita, una imagen religiosa venerada en la localidad. Se dice que en respuesta a sus súplicas, la epidemia cedió, y como muestra de agradecimiento y devoción, se comprometieron a realizar anualmente una representación de la Pasión de Cristo.
SOLEMNE BENDICIÓN DE RAMOS. 🌿
— Diócesis de Iztapalapa (@DiocesisIztapa) March 24, 2024
En este día celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, el Señor Obispo de Iztapalapa, Don Jorge Cuapio Bautista bendijo los ramos de los actores que participarán en la 181 Representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa. pic.twitter.com/GuImpErqdf
Lo que comenzó como un acto de gratitud pronto se convirtió en una tradición arraigada en el corazón de la comunidad. A lo largo de los años, la representación del Viacrucis en Iztapalapa ha crecido en magnitud y relevancia, atrayendo a miles de fieles y espectadores de todo el país y el mundo. Este evento, que combina elementos teatrales, devoción religiosa y una profunda conexión con la historia y la identidad mexicanas, se ha convertido en una de las manifestaciones más importantes de la Semana Santa a nivel mundial.
La riqueza cultural de esta tradición radica en su profunda conexión con el pasado prehispánico de México, pero también con el sincretismo católico y la conquista de México.
Durante la época colonial, los evangelizadores españoles utilizaron el teatro como una herramienta de evangelización, de manera en que estas puestas en escena difundieron la fe católica entre los pueblos indígenas. Esta estrategia aprovechó la afinidad de las comunidades prehispánicas por las representaciones teatrales, adaptando las historias bíblicas a un formato que resonara con su sensibilidad cultural. Así, la Pasión de Cristo se convirtió en una expresión de fe que incorporó elementos de las antiguas tradiciones indígenas, enriqueciendo su significado y alcance.
Ante esto, el Viacrucis de Iztapalapa se convirtió en mucho más que una simple representación religiosa. Funge como un testimonio vivo de la fusión cultural que caracteriza a México, donde las tradiciones ancestrales y las creencias religiosas se entrelazan para dar forma a la identidad colectiva de una nación. Cada año, miles de participantes se unen para dar vida a esta conmovedora obra de teatro al aire libre, recordando los sufrimientos y la redención de Jesucristo de una manera que trasciende las barreras del tiempo y el espacio.
Inicia la edición número 181 de la Pasión y Muerte de Cristo en Iztapalapa.
— Graciela Olvera (@GracielaOlverah) March 26, 2024
En Martes santo se realizarán los pasajes bíblicos de la multiplicación de los panes, la enseñanza del Padre Nuestro y la resurrección de Lázaro.
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La reciente inscripción de la representación del Viacrucis de Iztapalapa en el Inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial de México es un paso crucial hacia el reconocimiento y la preservación de esta valiosa tradición. Más allá de su importancia como evento religioso, el Viacrucis de Iztapalapa es un patrimonio cultural que merece ser protegido y promovido como parte integral del legado histórico y cultural de México.
Con el respaldo de instituciones como la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la comunidad de Iztapalapa está trabajando arduamente para salvaguardar esta tradición ancestral y asegurar su continuidad para las generaciones futuras. La elaboración de un plan de salvaguardia, en colaboración con expertos y líderes comunitarios, es un paso crucial en este proceso, que busca garantizar que el Viacrucis de Iztapalapa siga siendo una parte integral del patrimonio cultural mexicano por muchos años más.
En un mundo cada vez más globalizado y cambiante, el valor de las tradiciones culturales como el Viacrucis de Iztapalapa reside en su capacidad para conectar a las personas con su historia, su identidad y su fe. Esta representación anual es mucho más que un evento religioso; es un símbolo de la diversidad y la riqueza cultural de México, que merece ser celebrado, preservado y compartido con el mundo entero. En la Semana Santa y más allá, el Viacrucis de Iztapalapa seguirá siendo un faro de esperanza y devoción para todos aquellos que lo presencian y participan en él.